David Cueto es sacerdote y canónigo en el santuario asturiano de la Virgen de Covadonga. Ante la gente que se muestra escéptica con los efectos religiosos de las Jornadas Mundiales de la Juventud, él plantea su testimonio: en una de ellas fue donde encontró a Dios en la confesión y se transformó su vida para siempre.
Sucedió en 2005, la JMJ de Colonia, Alemania, el primer gran acto de masas del Papa Benedicto XVI.
David Cueto había tenido fe de niño, pero en esa época estaba alejado de la Iglesia y no era nada religioso. Había hecho la Confirmación sin ganas y después dejó de ir a la iglesia.
«En aquel entonces no era consciente, pero estaba en búsqueda de respuesta a muchas preguntas que tenía. Sin embargo, no fui por un motivo de fe, sino de divertimento, porque me invitó mi hermano y me mostró la parte festiva y lúdica y me dijo que iban a ir jóvenes de todo el mundo. A mí eso…
Autor: ReL
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