La rodilla del Papa Francisco sigue dando que hablar. Tras haber tenido que suspender su agenda en repetidas ocasiones durante las últimas semanas, el Papa ha vuelto a hacer referencia públicamente a sus dolencias.
El sábado por la mañana, Francisco recibió en audiencia en el Aula Pablo VI a un grupo de peregrinos llegados desde Eslovaquia. Al finalizar su intervención, el Papa les dijo que «esta pierna no está bien, no funciona, y el médico me dijo que no caminara. Me gusta ir… ¡pero esta vez tengo que obedecer al doctor! Por eso os pediré el sacrificio de subir las escaleras y saludaros desde aquí sentado. Es una humillación, pero la ofrezco por vuestro país».
Más allá del ya evidente problema de rodilla que padece el Santo Padre, quiso recordar con los peregrinos su viaje realizado a el país el pasado mes de septiembre. «Fue un gran placer para mí ver cómo la Iglesia en Eslovaquia experimenta la riqueza de la diversidad de ritos y tradiciones, como un puente que une Occidente y el Oriente cristiano. Damos gracias al Señor porque, a pesar de la pandemia, pude visitar su país; ¡que haga madurar los frutos del camino apostólico!», añadió Francisco.
El Obispo de Roma les animó a «caminar al estilo del encuentro, todos juntos: jóvenes, familias, ancianos, las diferentes comunidades que históricamente han formado parte de vuestra sociedad. La cultura del encuentro se construye en la búsqueda de la armonía entre las diversidades, armonía que exige acogida, apertura y creatividad».
Además, Francisco añadió que «en la raíz de este estilo de vida está el Evangelio, está el Espíritu Santo. Pero sabemos que en la historia y en la vida concreta esta armonía está a veces herida por nuestros pecados y nuestras limitaciones. Por eso, durante mi visita, rezamos también por la curación de las heridas».
El Santo Padre destacó la actitud de «muchas de vuestras familias, parroquias e instituciones han acogido bajo su techo a madres con hijos de familias ucranianas, obligadas a separarse para salvarse, que llegaban con su pobre equipaje».
Francisco les pidió a los eslovacos «seguir orando y trabajando por la paz, que se construye en nuestra vida cotidiana, también con estos gestos de caridad acogedora. Y sé que sois solidarios, no sólo con los hermanos vecinos, sino también con los lejanos, como los de Cuba».
Así mismo, el Papa les invitó a «conservar y cultivar siempre este patrimonio, a tender puentes de fraternidad junto a todos los pueblos que se nutren de las mismas raíces de la evangelización de Europa, con los dos pulmones de la cristiandad, de la que habló el Santo Papa Juan Pablo II».
Por último, les agradeció al pueblo eslovaco su «fidelidad a Cristo, manifestada en el testimonio de la fe vivida, en el ecumenismo práctico de las relaciones con el prójimo, en la caridad acogedora también de los diferentes, en el respeto de toda vida humana y en la responsabilidad cuidado del medio ambiente. Que Nuestra Señora de los Siete Dolores, Patrona de Eslovaquia, sea para vosotros Madre que os acompañe siempre en vuestro camino y os enseñe a consolar y llevar esperanza».
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