Su segundo apellido es Martínez, tiene madre española, pasaporte estadounidense, y le definen como reflexivo, sereno, equilibrado, simpático, inteligente, espiritual y cercano a la gente. Un hombre de diálogo y de tender puentes. Además, le gusta jugar al tenis, y en el yantar se decanta por el cabrito, el arroz con pato y el ceviche. Estamos hablando del Papa León XIV, completamente desconocido para el gran público, y oculto en las quinielas de los papables. Ningún vaticanólogo acertó en sus pronósticos. Una sorpresa mayúscula.
Autor: Álex Rosal
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