Por David Warren
Según Friedrich Schiller (1759-1805), el hombre sensible debe pasar por la experiencia estética, que es física, para alcanzar las condiciones de la razón y la moralidad.
Comencemos notando que Schiller no era un adulador de la democracia. Aunque puede resultar misterioso —al menos para mí— y a veces demasiado abstracto, cree que lo que define al hombre no es que exista como un simple número para ser contado. Por ejemplo, Schiller no menosprecia la razón ni la fe. Si la mayoría declara que algo es “correcto”, él no se impresiona. Lo que está mal sigue siéndolo.
Como los Padres Fundadores de Estados Unidos, él en realidad desconfía de la democracia. Lo correcto y lo incorrecto son discernibles en la naturaleza. La república que agrada a Dios favorecerá lo que es justo, promoverá intereses rectos, no será indiferente a la formación de hombres…
Autor: The Catholic Thing
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