Al parecer, cada vez hay más gente que, no contenta con la conversión de las fiestas navideñas en una carnavalada consumista, no soporta que se les dirija un exultante «¡Feliz Navidad!» porque lo consideran una violación de su conciencia y una grave falta de respeto. Y, en el colmo del patetismo, proponen como alternativa chusca un «¡Feliz solsticio de invierno!«, dicho para más inri con completa seriedad (lo que, sin duda, lo vuelve aún más chusco).
Resulta, en verdad, un empeño ridículo, pues la Navidad, por su propia definición, es una fiesta cristiana que conmemora la Encarnación de Dios. De modo que quien no crea en Dios o no crea en su Encarnación tendría que conformarse con no celebrar la fiesta, aprovechando el asueto para el honesto (o deshonesto) esparcimiento. Pero no, señor; en lugar de desentenderse de la Navidad pretenden ‘resignificarla’ volviendo…
Autor: Juan Manuel de Prada
Hábitos del Padre Pío que todos los católicos podemos practicar
San Pío de Pietrelcina, más conocido como el Padre Pío, nos deja unos cuantos hábitos espirituales que necesitamos conocer para tener una vida más cercana a Dios. Continúa leyendo este…
La Iglesia al fin de los tiempos
Artículo realizado por el Padre Emmanuel André X. El Advenimiento del Juez Supremo Vano es intentar precisar la hora en que tendrá lugar el segundo advenimiento de Nuestro Señor,siendo como es…
7 pasos para una parroquia: de tener «consumidores de sacramentos» a multiplicar los discípulos
«Id y bautizad y haced discípulos», pedía Jesús. Las parroquias, bautizar, bautizan. Bautizan a cualquier bebé que les lleven. Pero ¿hacen discípulos? Un discípulo es alguien que tiene una relación…



















