Autor: Carlos Esteban
Estamos en mayo de 2022, llevamos más de dos años de presunta pandemia y la vida parroquial vuelve poco a poco a la normalidad en todas las parroquias. ¿Todas? No, algunas parecen querer perpetuar la ausencia de vida sacramental que tanto daño ha hecho a la práctica de la fe en los últimos años, como un parroquia de Bouzas, junto a Vigo, que ha soliviantado a los fieles por su draconiana pasividad pastoral.
En la Iglesia de San Miguel de Bouzas, en las Rías Bajas, todavía es 2019: ni bautizos ni bodas ni comuniones. El padre Juan Carlos Rial, párroco desde hace poco más de tres años, ha acabado con casi toda la actividad pastoral, informa el Faro de Vigo, incluyendo catequesis, sesiones de coro, costurero de la parroquia… Hasta que los feligreses han estallado y han decidido movilizarse, reuniendo firmas para que el obispo llame al orden al párroco pasivo.
El detonante…