La mañana de este 20 de abril, el cardenal mexicano Javier Lozano Barragán ha fallecido en Roma a los 89 años de edad, tras una grave caída en su habitación de Roma, de la que los médicos no pudieron hacer nada por estabilizarle.
Sirvió 24 años como Presidente del Consejo Pontificio para la Salud y fue arzobispo de Zacatecas entre 1985 y 1997.
Lozano Barragán nació el 26 de enero de 1933 en Toluca (México). La devoción por la Virgen de Guadalupe le acompañaría durante toda su vida, recibiendo la comunión y la ordenación episcopal en la Basílica dedicada a esta advocación. También allí celebró su primera misa como cardenal.
Tras entrar al seminario diocesano de Zamora (Michoacán), Barragán fue ordenado el 30 de octubre de 1955, y entre 1954 y 1958 se licenció y obtuvo el doctorado en Teología Dogmática en la Pontificia Universidad Gregoriana.
Entre 1973 y 1975 presidió la Sociedad Teológica Mexicana y entre 1977 y 1979 ejerció como director del Instituto Teológico Pastoral del CELAM. Este último año también participó en la Conferencia Episcopal de Puebla y fue nombrado auxiliar de México. El 15 de agosto fue ordenado obispo, ejerciendo su primer periodo episcopal en la Arquidiócesis de México hasta 1984.
En 1985 fue nombrado presidente del Consejo Pontifico para la Salud, cargo que ocupó hasta 2009. Desde entonces ha sido su presidente emérito.
«Ministro de Sanidad» del Vaticano
Poco después de ser nombrado obispo, le encomendaron el obispado de Zacatecas, que dirigió desde 1985 hasta 1997 dedicando especial atención a la renovación del clero y el diálogo con la cultura. De hecho, en 1988 pasó a formar parte del Consejo Pontificio para el Diálogo con los no creyentes, que se convertiría poco después en el Consejo Pontificio de la Cultura. En 1989 fue miembro de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos.
Entre 1996 y 1997 fue, además, presidente del Pontificio Consejo para los operadores sanitarios, el equivalente al «ministro de Sanidad» del Vaticano.
En su periodo como obispo mexicano tuvo que hacer frente a unas tensas relaciones entre la Iglesia y el Estado mexicano, defendiendo el reconocimiento de la Iglesia.
En 2003 fue nombrado cardenal por Juan Pablo II, participando como cardenal elector dos años después en el cónclave que eligió al Papa Benedicto XVI.
Entre sus publicaciones destacan Síntesis dogmáticas actuales (1968), Cultura y religiosidad popular (1979), La Iglesia del Pueblo, Teologías en conflicto (1983), Por qué soy católico (1991) y Teología y Medicina (2000).
Defensor de la vida en España
Además de su labor propiamente americana, Barragán destacó por su defensa de la vida en España y la oposición que ejerció con la nueva ley del aborto aprobada en 2010.
«Toda ley del aborto es una anti-ley» ya que «cualquier aborto es un asesinato infame» y, por lo tanto, cualquier norma que lo legalice se convierte en un «atentado contra la vida humana. La moralidad está más allá del consenso social, se basa en valores objetivos, tal y como es el del derecho a la vida, que no es un valor negociable y, por lo tanto, no puede ser sometido a votación», declaró a Europa Press. Del mismo modo, denunció el «encarnizamiento» ejercido contra la Iglesia en España.
La periodista especializada en el Vaticano Valentina Alazraki le recuerda como «servidor y amigo de tres papas«.
El cardenal Lorenzo Barragán participó en el cónclave que eligió a Benedicto XVI como 265º Papa de la Iglesia.