La historia de Sang Woo Chi, un diácono que será ordenado sacerdote el 21 de mayo en la catedral de Filadelfia, EEUU, es la de muchos otros protestantes enamorados de Cristo y de la Palabra de Dios que empezaron a estudiar historia de la Iglesia: descubrieron a los grandes Padres del primer milenio, la Iglesia histórica y la necesidad de entrar en plenitud en la Iglesia que Cristo fundó. En su caso, hay un añadido: la perspectiva cultural de venir de un país oriental, de Corea.
«Nací y me educaron en una familia cristiana presbiteriana«, explica al Catholic Philly. «De alguna manera, Dios sembró la semilla de mi vocación a edad muy temprana. Mi familia esperaba que yo llegara a ser ministro presbiteriano, siguiendo los pasos de mi padre. Pero hoy entiendo que fui llamado al sacerdocio».
Su padre era el pastor de una pequeña congregación protestante presbiteriana en Corea del Sur. Su familia vivía en el edificio de la comunidad. Su madre llevaba la biblioteca de la congregación. «La iglesia era donde tenía lugar mi día a día», explica. Chi acompañó a su padre en las tareas eclesiales hasta que fue al servicio militar obligatorio a los 21 años.
Seminario presbiteriano en Corea, luego a EEUU
Después, estudió dos años en un seminario presbiteriano de Corea. Y luego su padre lo envió a estudiar a Estados Unidos. Quería que experimentara cómo era la gente, la espiritualidad y la teología en Occidente.
Primero sacó un título de filosofía en 2005, y luego se matriculó en la carrera de teología en la Divinity School de la Universidad de Yale, cuyo curriculum presenta asignaturas de las distintas tradiciones y denominaciones cristianas. Allí fue donde conoció a los Padres de la Iglesia y se enamoró de San Agustín y Santo Tomás de Aquino.
Desde ese momento, notó que la Iglesia Católica le iba interesando cada vez más. Después de Yale, pasó a hacer un doctorado en teología en la Universidad de Boston.
En esa ciudad entró por primera vez en un templo católico. Vio el altar y el crucifijo, y se sintió impulsado a arrodillarse allí mismo y rezar.
Hablaba de sus hallazgos con su padre
Profundizó en sus investigaciones y empezó a ir a misa a la parroquia de su barrio. «En la fe católica, yo encontraba las respuestas a todas las preguntas que yo me hacía», explica.
Cada día Chi telefoneaba a su padre y le iba contando lo que descubría sobre la historia de la Iglesia y las enseñanzas católicas. «Él siempre se alegraba de escuchar lo que yo iba aprendiendo sobre la Iglesia Católica«, recuerda. Su padre falleció poco antes de que Chi entrara en el seminario.
En 2009 Chi se trasladó a Filadelfia y trabajó en una heladería, haciendo batidos y helados para padres y niños. Tiempo después, ya de seminarista en prácticas en ese barrio, las familias le reconocían como «el tipo de los helados».
Se resistió un tiempo, pero en 2017 entró al seminario de St. Charles en Filadelfia. El impulso que tenía desde niño, ser pastor y predicador y ahora sacerdote, lo empujó.
Entre sus santos preferidos, están San Andrés Kim (primer sacerdote católico nacido en Corea, mártir en el s.XIX) y Santa María Magdalena, porque «ella amó mucho a Jesús, y su amor siempre me ha inspirado».
Como seminarista y diácono, Chi ha pasado mucho tiempo en la cocina comunitaria y el reparto de sopa de los Servicios Sociales Católicos de Chester. Allí ha podido ofrecer compañía, consejo y oración a muchas de las personas que acuden, especialmente a los que salen de la prisión cercana.
Sang Woo Chi ha estudiado 17 años teología y filosofía para ser sacerdote.
17 años de teología: «el latín es más fácil que el inglés», dice
Ha estado estudiando teología y filosofía durante 17 años: es una base muy especial y firme. Pero en algunos aspectos se siente novato. «Llevo muchos años viviendo en Estados Unidos, pero aún soy nuevo en la cultura americana; siempre me emociona aprender más de esta cultura».
Aún dedica una hora cada día a estudiar inglés. «El inglés es el idioma más difícil. La gente dice que que el latín es muy difícil, pero yo aprendí latín. Comparado con el inglés, el latín es fácil», asegura. También ha estudiado griego y hebreo.
Espera compartir lo aprendido con sus feligreses. Su familia sigue en Corea, así que los parroquianos van a ser su familia inmediata, señala él mismo.
Su hermano se casó y tiene dos hijas gemelas. Su madre tiene 77 años y se hizo católica a los 74, animada por su hijo.
A partir del 21 de mayo, ya como sacerdote, Chi empieza una nueva etapa.