Emma John, una columnista free-lance en el diario inglés izquierdista The Guardian (socio habitual de El País), destacaba ya el 3 de agosto que parece aumentar la libertad de los atletas en los Juegos Olímpicos para hablar de Dios.
Hay normas de etiqueta estrictas en las salas de competición y los podios, no se permite hablar de política, ideología, religión, llevar símbolos ostentosos, ni siquiera la bandera del propio país en el podio. Pero en pasillos y con las prensa, muchos atletas hablan de cómo Dios les ha ayudado en sus pruebas y dificultades.
Esto siempre ha sido frecuente entre brasileños y norteamericanos, pero Emma John señala que ahora se da también entre ingleses y otros europeos.
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Autor: ReL
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