Autor: ReL
«Tengo que saber si Dios existe o no existe»: a esta conclusión llegó la atea Eliane tras unos acontecimientos que marcaron un antes y un después en su vida en torno a la persona de Jesucristo.
Ella había nacido en una familia católica por costumbre social, pero nada practicante: «Jamás vi a mis padres rezar ni ir a misa. Mi padre murió cuando yo era pequeña y mamá rehízo su vida con un señor con quien se casó más tarde, quien también era viudo y tenía cuatro hijos. Pero él no estaba bautizado ni era creyente y sus hijos tampoco».
«Creciendo en esa familia, me hice atea por mimetismo«, resume.
El único que no se reía
El momento en el que todo cambió fue a los 24 años. En aquella época trabajaba en una empresa de los alrededores de París: «Cuando contaba chistes sobre Jesús para hacer reír a la galería, solo un compañero no se reía. Eso me interpeló. En otra ocasión, pregunté qué…