Autor: José María Carrera
Alondra Molina se crió en Chile, en una familia numerosa, católica y misionera, para la que la Santa Misa y el Rosario eran sagrados. Sin embargo, Alondra admite que lejos de aprovechar esa educación en la fe, nunca profundizó en ella. Desde muy joven se entregó a la fiesta, a las drogas y a rechazar a Dios «tratándole como basura». ¿Cómo pasó de aquella vida a caer extenuada ante el Santísimo? Lo ha contado en el programa de testimonios de Hogar de la Madre, Cambio de Agujas.
El proceso de autodestrucción de Alondra comenzó muy pronto, a los 12 años, a raíz de un problema hormonal. «Comencé a no aceptarme como persona y físicamente. Conocí modas, tribus urbanas y comencé a perderme y refugiarme del dolor y la frustración en el alcohol«, explica.
¿Por qué no llenó su vacío del Dios que conocía desde pequeña? De hecho, explica que en un par de ocasiones rezó por aceptarse: «Según…