Autor: Carlos Esteban
No por casualidad, la gran renovación de la Curia Romana que Francisco lleva preparando desde el principio de su pontificado entró en vigor ayer domingo, día en que la Iglesia celebró Pentecostés, una fiesta que ya al menos desde el último concilio se ha asociado a las ‘primaveras eclesiales’, reales o cosméticas.
No teniendo el don de profecía, no podemos prever hasta qué punto se impondrá la intención o la inercia romana, pero la reforma contenida en Praedicate evangelium se presenta, de hecho, como un remozado integral y en profundidad del gobierno de la Iglesia tras nueve años de trabajo del Papa con el «consejo de cardenales», y de revisiones legales y canónicas. La reforma no sólo reestructura organizativamente la Curia -con las fusiones y redistribución de dicasterios-, sino que cambia el énfasis hacia una «conversión misionera».
Para empezar, porque…