Autor: Pablo J. Ginés
¿Se necesita un cierto distanciamiento? ¿O por el contrario se entiende mejor estando sobre el terreno?
La invasión rusa de Ucrania pilló por sorpresa a numerosos rusos y ucranianos que viven en otros países, que en Italia, España o Francia comparten tiendas de alimentación, costumbres, idiomas, festejos, tradiciones y a menudo parroquias o asociaciones.
El Papa Francisco ha decidido que Irina, una enfermera ucraniana en Roma, y Albina, una estudiante rusa de enfermería en la misma universidad romana, con sus familias, lleven juntas la Cruz en una estación del Vía Crucis en el Coliseo, y lean juntas la oración. Es el Coliseo de Roma, el lugar donde los mártires romanos morían perdonando y el Papa de Roma decide lo que se hace allí.
Pero el arzobispo mayor de los grecocatólicos ucranianos, Sviateslav Shevchuk, ha criticado la idea con palabras fuertes y así lo ha difundido en la web y el Facebook de la Iglesia Grecocatólica Ucraniana.
“Considero esta idea inoportuna, ambigua y que no tiene en cuenta el contexto de la agresión militar de Rusia contra Ucrania. Para los greco-católicos de Ucrania, los textos y gestos de la XIII estación de este Vía Crucis son incomprensibles e incluso ofensivos, especialmente en el contexto del esperado segundo ataque, aún más sangriento, de las tropas rusas sobre nuestras ciudades y pueblos. Sé que nuestros hermanos católicos romanos comparten estos pensamientos y experiencias», ha declarado Shevchuk.
[El texto que se ha de leer en el Coliseo lo incluimos al final de este artículo]
Shevchuk asegura que ya ha comunicado al Vaticano las «reacciones negativas» de «muchos obispos, sacerdotes, monjes y monjas y laicos que están convencidos de que los gestos de reconciliación entre nuestros pueblos sólo serán posibles cuando termine la guerra y aquellos los culpables de crímenes de lesa humanidad sean justamente condenados».
Y ha pedido «revisar» el gesto, asegurando que es «mi petición, la petición de los fieles de nuestra Iglesia» la que quiere que se escuche.
El arzobispo Shevchuk, pastor de los grecocatólicos de Ucrania, reza el 7 de abril de 2022 ante la fosa común de Bucha, descubierta al retirarse las tropas rusas.
Pero, cabe preguntarse, ¿qué significa ‘esperar a que los criminales sean condenados’? ¿Hay que esperar 5 o 10 o 30 años, que finalicen juicios civiles -si llegan a producirse- antes de hacer gestos de reconciliación entre rusos y ucranianos de a pie? ¿Debe impedirse a rusos y ucranianos que están lejos de la guerra hacer gestos de reconciliación?
En cualquier parroquia ortodoxa en todo Occidente, los párrocos se esfuerzan por tejer paz entre sus parroquianos rusos, ucranianos, moldavos y georgianos, que suelen compartir locales, horarios y liturgia.
La lección que aprendes en cuidados paliativos: ¡aprovecha el tiempo!
En VaticanNews entrevistan a la enfermera ucraniana y a la estudiante rusa, ambas apasionadas promotoras de los cuidados paliativos, que es su especialidad. Quizá por ver en cuidados paliativos que el tiempo de vida es escaso y debe llenarse al máximo con amor, lo de esperar tanto no les parece convincente.
«Especialmente en la sala de cuidados paliativos, damos mucho sentido a la vida. Nuestros pacientes nos enseñan mucho», explica Albina, la estudiante rusa de cuidados paliativos. «Se podría pensar que en la fase terminal no hay nada más que hacer. Pero hay mucho que hacer: se puede aliviar el dolor devolviendo la dignidad a la persona, poniéndola en el centro. Este departamento nos enseña mucho sobre el valor de la vida humana».
Albina lleva en Italia desde hace muchos años. Explica que «hay muchos rusos viviendo en Ucrania y hay muchos ucranianos viviendo en Rusia. Es una tragedia que afecta a ambos pueblos. Estoy segura que ni el pueblo ruso ni el ucraniano quieren esta guerra«. Y añade: «Son dos países hermanos y creo que en un futuro muy corto la amistad y el amor entre estos dos pueblos se demostrará más de una vez«.
«Con una de mis amigas, que también es ucraniana, enviábamos ayuda a las familias necesitadas incluso antes de la guerra. Ahora estamos organizando una guardería para ayudar a las familias refugiadas de Ucrania», explica la estudiante rusa de cuidados paliativos. «En este momento, muchas enfermeras del departamento de cuidados paliativos y colegas del curso están ayudando a promover la colecta de material escolar y bienes de primera necesidad. Esto también subraya lo preciosa que es la vida de cada persona para nuestro personal sanitario. Las manifestaciones de la humanidad son mucho más fuertes que cualquier guerra», asegura.
Y habla de su oración: «Rezo por la paz, rezo por Ucrania. Rezo por mis familiares y para que todo este horror termine pronto. El mundo necesita paz y amor. Estos dos pueblos hermanos lo demostrarán».
«Vino a disculparse conmigo, inconsolable»
Irina, la enfermera ucraniana, explica que su colega rusa vino a verla al empezar la guerra. «Albina vino a la sala donde yo estaba de turno. Nos bastó con vernos: nuestros ojos se llenaron de lágrimas. Siempre me emociono cuando recuerdo que Albina empezó a disculparse conmigo. En ese momento estaba realmente inconsolable. No lograba consolarla. Se sentía culpable y me pedía disculpas. Le aseguré que ella no tiene nada que ver con eso».
También la ucraniana insiste en la misma idea: «Somos dos pueblos vecinos con muchas cosas en común. Lo que estamos viendo es una violencia inmensa. Tenemos muchas cosas en común: familias, amistades. Tantas relaciones que unen a nuestros pueblos. Esta guerra está destruyendo lo que nuestros pueblos han construido con tantos sacrificios. No creo que esta guerra pueda interrumpir todas las relaciones. Hay lazos demasiado fuertes entre nosotros».
Desde los cuidados paliativos, su trabajo es acompañar: «Intentamos aliviar el sufrimiento, tratar el dolor, dar calidad de vida a la persona y a su familia». Tiene claro lo que pedirá a Dios el Viernes Santo en el Vía Crucis: «Ciertamente, rezaré con todo mi corazón por la paz, por todos los seres humanos, por todos los que sufren y por las personas que han perdido la vida sin poder tener cerca a sus seres queridos».
Irina y Albina no están bajo las bombas, pero saben, por su trabajo y sus enfermos a los que acompañan hacia la muerte, siempre cercana, que la vida es breve y debe vivirse desde el amor.
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TEXTO de la XIII estación que se leerá en el Coliseo
Jesús muere en la cruz
V/. Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.
R/. Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum.
A las tres de la tarde, Jesús gritó con fuerza: «¡Eloí, Eloí!, ¿lemá sabajtaní?», que significa: «¡Dios mío, Dios mío!, ¿por qué me has abandonado?». Uno de ellos fue corriendo a empapar una esponja en vinagre y, sujetándola en una caña, le daba de beber diciendo: «¡Déjenlo! A ver si viene Elías a descolgarlo». Entonces Jesús, lanzando un fuerte grito, expiró. (Mc 15,34.36-37)
Meditación
La muerte está en torno y la vida parece perder valor. Todo cambia en pocos segundos. La existencia, los días, la despreocupación de la nieve en invierno, ir a buscar a los niños a la escuela, el trabajo, los abrazos, las amistades, todo. Todo pierde improvisamente valor.
Señor, ¿dónde estás? ¿Dónde te escondiste? Queremos la vida de antes. ¿Por qué todo esto? ¿Qué culpa cometimos? ¿Por qué nos has abandonado? ¿Por qué has abandonado a nuestros pueblos? ¿Por qué has dividido de este modo a nuestras familias? ¿Por qué ya no tenemos ganas de soñar ni de vivir? ¿Por qué nuestras tierras se han vuelto tenebrosas como el Gólgota? Se nos acabaron las lágrimas. La rabia ha cedido a la resignación. Sabemos que Tú nos amas, Señor, pero no percibimos este amor, lo que nos hace enloquecer.
Nos despertamos en la mañana y por algunos segundos somos felices, pero luego nos acordamos inmediatamente de que será difícil reconciliarnos. Señor, ¿dónde estás? Háblanos desde el silencio de la muerte y de la división, y enséñanos a reconciliarnos, a ser hermanos y hermanas, a reconstruir lo que las bombas habrían querido aniquilar.
Señor Jesús, que nos amaste hasta el fin.
R/. Dona nobis pacem.
Tú que muriendo destruiste la muerte.
R/. Dona nobis pacem.
Tú que exhalando el último respiro nos has dado la vida.
R/. Dona nobis pacem.
Todos: Pater noster…
Señor Jesús, que de tu costado traspasado hiciste brotar la reconciliación para todos, te suplicamos que concedas a las familias destruidas por lágrimas y sangre
creer en la fuerza del perdón y a todos nosotros construir paz y concordia. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
R/. Amén.
Para ayudar a las víctimas de la guerra en Ucrania, Cáritas Española ha abierto esta web y la cuenta Caixabank ES31 2100 5731 7502 0026 6218
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