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Como cada año, en el día en que se recuerdan a los 147 guardias suizos que dieron su vida en heroico sacrificio para que el Papa Clemente VII pudiera refugiarse en el Castillo de Sant’Angelo, en el lejano 1527 durante el saqueo de Roma, 36 nuevos reclutas juraron esta tarde su fidelidad en el cuerpo militar más pequeño del mundo. Su decisión comporta una renuncia a las comodidades de la vida familiar y una elección al servicio del Santo Padre y de la Iglesia