“Un día en las calles de su natal San Pablo el Dr. Plinio vio un caballito de esos que arrastran carretas, por lo general zurrados…”

Foto: Jezebel Rose en Unplash
Redacción (28/02/2024, Gaudium Press) Varias veces el prof. Plinio Corrêa de Oliveira en encuentros coloquiales o en reuniones, expresaba a discípulos o contertulios que él, a ejemplo de su virtuosa madre doña Lucilia, se contentaba con poco, es decir, que lo poco de bueno que la vida le ofrecía y Dios le daba, a él causaba una felicidad profunda que lo satisfacía y le ayudaba a soportar las duras cargas que llevaba sobre sus hombros.
Lo anterior es una razón para que nosotros –hijos de este mundo de locos que corren detrás de los grandes placeres, de las gigantes promociones y de las incandescentes explosiones de las redes sociales– nos sumerjamos en las profundidades de su fecunda alma y descubramos…
Autor: Saúl Castiblanco
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