Cuando uno vuelve a sus lugares de infancia y adolescencia los sentimientos afloran con una fuerza especial, más aún cuando son rincones llenos de vida junto a un río o en lo alto de una montaña. Y si además sumas la visita a un paraje que siempre has querido ir y siempre se quedaba en “ya iré un día”, todo cobra más intensidad. Esto es lo que vivo el pasado viernes de la Octava de Pascua. Quedo con un amigo para pasar el día en plan retiro y dejar que Dios nos hable al corazón; bueno no sólo Él, sino también sus padres, la Virgen y San José.
Un puente medieval sobre el río Iregua es nuestro primer destino. Ver cómo corre el agua y con qué fuerza, nos ayuda a entrar en oración en un paraje singular. Paseamos a la vera del río. Hacemos silencio para hacer nuestro el fragor del río. Dejamos que todo nos acerque al Creador. Subimos hasta el puente, lo recorremos…
Autor: Sólo Dios basta
El cielo es la Plenitud de la comunión con Dios
Aprendamos un poco más sobre la comunión con Dios y cómo nos ayuda a mejorar nuestra vida y, al mismo tiempo, ayuda a mejorar la vida de los demás, porque…
Las 35 apariciones de la Virgen María
Descubre aquí las apariciones y el mensaje de las 35 apariencias de la Virgen Maria que la Iglesia Católica reconoce. Nuestra madre María se hace presente en cada rincón del…
Articulo Juan Manuel de Prada ‘Un Poco de Paciencia’
Terminábamos nuestro artículo anterior con una observación muy atinada de Concepción Arenal, que nos alertaba sobre los males más pavorosos, que no son los que «las leyes condenan y la…