Autor: Una iglesia provocativa
Qué mejor momento que ahora, cuando acabamos de celebrar Pentecostés, para comentar un fenómeno que llevo observando por toda España desde hace más de dos años: la nueva ola de atracción por experiencias carismáticas que se vive en la Iglesia de España en general.
Aunque no soy «carismático de cuna» —provengo del pesebre ignaciano— he tenido la bendición de participar de esta corriente de gracia desde el 2002, y a lo largo de todos estos años he podido conocer multitud de realidades en España y otros países, en nuestra Iglesia y en otras comunidades eclesiales.
El caso es que ya son muchas primaveras, en las que he acabado huyendo de la clásica etiqueta de ser o no ser «carismático» —¿acaso un cristiano puede no serlo?— tratando de vivir una vida de crecimiento en el Espíritu junto con mi querida esposa, en las que hemos visto de todo.
Si la Renovación llegó en una primera ola…