Pese a que el islam es una minoría en Uganda, las últimas semanas se han intensificado los ataques y la persecución a cristianos conversos en el país africano por parte de sus familiares. Es el caso de Juma Waiswa, de 38 años, su esposa de 32 años, Nasimu Naigaga y su hija de 13 años, Amina Nagudi, quienes fueron gravemente agredidos en el distrito de Namutumba tras conocer su reciente conversión.
Waiswa, que abandonó el islam el 17 de febrero, fue invitada a una reunión con sus familiares el pasado 8 de marzo, donde se produjeron los ataques.
«Nos mantuvimos firmes en la fe»
“Durante la reunión, les dijimos que creíamos en Jesús y que nos convertimos al cristianismo”, dijo Waiswa. “Nos dijeron que renunciáramos a Jesús, pero nos mantuvimos firmes en la fe», relató a Morning Star News.
“Cuando nos negamos a retractarnos, mi padre recitó algunos versos del Corán y comenzaron a golpearnos con palos a la fuerza como se prescribe en el Corán, alegando que éramos apóstatas. Como esto no era suficiente, mi padre entró en la habitación, cogió una botella de ácido y empezó a rociarnos mientras el grupo empezaba a gritar: ‘ Allah Akbar [Allah es grande], merecéis la muerte”.
Las víctimas de aquel ataque lograron huir para salvar su vida, sin ser conscientes de que habían arrojado la sustancia sobre ellos hasta que comenzaron a sentir «un grave escozor hasta que se intensificó el dolor». Tras escapar, Waiswa y su mujer fueron trasladados al hospital junto con su hija, gravemente afectada por las quemaduras.
Días después el hogar familiar fue quemado por completo y actualmente permanecen en el hospital recuperándose de las graves lesiones.
Cuatro días después, un grupo de musulmanes atacaron a un antiguo imán converso, Swaleh Mulongo, en la aldea de Bugobi. “Fue alrededor de las 8:00 cuando cuatro musulmanes me pararon y comenzaron a hacerme muchas preguntas sobre el cristianismo, pero no respondí. Entonces empezaron a golpearme, pero gracias a Dios cuando vieron que se acercaba unas personas y se dieron a la fuga”.
Mulongo sufrió heridas profundas en la cabeza y se rompió la muñeca.
Según informa Linnet Kirungi, que ofrece cuidado a estas víctimas, a Chimp Reports, los agresores de este tipo de ataques con ácido pueden ser castigados con hasta 7 años de prisión, sin embargo, «rara vez se acusa a los perpetradores«. «De los más de 200 supervivientes de ataques con ácido con los que he trabajado en Uganda, solo el 20% de los causantes han sido detenidos o han enfrentado consecuencias legales por los ataques», mencionó Kirungi.
Si bien la mayoría de las personas en Uganda son cristianas, algunas regiones orientales y centrales del país tienen concentraciones más altas de musulmanes. Alrededor del 12% de la población de Uganda es musulmana, en su mayoría sunita, y los ataques armados y los asesinatos de conversos no son raros en la región. Más del 83% de los ugandeses profesan el cristianismo.
Distribución de las creencias religiosas en Uganda, según datos de 2014.
“La influencia del Islam radical ha crecido constantemente, y muchos cristianos dentro de las regiones fronterizas de mayoría musulmana se enfrentan a una severa persecución, especialmente aquellos que se convierten del Islam”, señala la organización Voz de los Mártires.