Todo empieza en Atenas, en los primeros años del siglo IV a.C. Entre olivos y jardines, la Academia de Platón sentó las bases del pensamiento occidental. Movidos por la admiración que causa el mundo y los interrogantes que plantea, por primera vez en la historia se planteó la idea de que la realidad era cognoscible, que la razón podía ser un faro que guía nuestros pasos para comprender mejor el mundo, lejos de los mitos que hasta ese momento trataban de explicarlo.
La Academia se situaba fuera de los muros de Atenas, al margen del barullo de la ciudad. Tomaba distancia, porque su fin no era adaptarse a las exigencias que imponía la innovación o los nuevos tiempos, ni preparaba a sus alumnos para los trabajos del futuro, como suelen publicitar las universidades actuales. No se situaba en el terreno de la utilidad, sino en el de la fertilidad.
La Academia era el templo del…
Autor: ReL
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