En la homilía de este 3 de noviembre, el Papa ha concluido con unas palabras que resonaron con una fuerza especial en quienes conocen la liturgia romana tradicional. Tras evocar el resplandor eterno de las almas purificadas —«que resplandezcan como estrellas en el cielo» (Dn 12,3)—, el Pontífice cerró su meditación con un versículo del Salmo 42:
«Espera en Dios: todavía podré alabarlo, a Él, salvación de mi rostro y mi Dios» (Sal 42,6.12).
No es un salmo cualquiera. Es, precisamente, el salmo que los sacerdotes recitan al pie del altar en el rito tradicional de la Misa, justo antes de subir al altar para el sacrificio eucarístico:
Judica me, Deus, et discerne causam meam de gente non sancta: ab homine iniquo et doloso erue me.
Quia tu es, Deus, fortitudo mea: quare me repulisti, et quare tristis incedo, dum affligit me inimicus?
Emitte lucem tuam et veritatem tuam:…
Autor: INFOVATICANA
La Nueva Era, una secta de cuidado
El reiki y la Nueva Era (New Age), se han extendido cada vez más por la sociedad buscando el bienestar físico y mental que producen. Conoce todos los detalles y…
Impresionantes evidencias de la presencia de Dios en el vino y el pan
Desde hace muchos años han ocurrido manifestaciones de Dios en el momento de la eucaristía. Se han desencadenado una serie de fenómenos, en diversos países de todo el mundo que…
Misericordia de Dios: Nunca se cansa de perdonarnos
La misericordia de Dios se manifiesta de diversas formas, ya sea a través del apoyo y la consolación de otras personas, del sacramento de la confesión que nos permite liberarnos…



















