Hoy en nosotros podemos sentir la presencia del Espíritu. Su fuerza, su poder y su manera de estar con nosotros, en una brisa suave, o en la borrasca o la tormenta más sobrecogedora. Así se manifestó a los discípulos, reunidos en oración, y con temblor y temor ante lo que pudiera pasar en sus vidas. De repente, como sin esperarlo, se desató la tormenta, y vino sobre ellos el Espíritu, que entraba en ellos, sin que lo pudieran controlar. El Señor se lo había prometido, pero como siempre solía suceder no lo entendían. Pero, ellos fueron obedientes y permanecieron juntos, en el Cenáculo, donde habían vivido la Pascua. Y ocurrió el milagro, vivieron otra Pascua en sus vidas. El paso del Señor se iba a manifestar. Recibieron el Espíritu de poder, y no podían hacer otra cosa, que saltar de gozo, porque estaban emborrachados de él, y solo podían hablar de sus maravillas,…… Continuar leyendo
Autor: Belén Sotos
[ad_2]