Es curiosa la tendencia a no informar de quienes tendrían la obligación de hacerlo sin prejuicios o condicionamientos ideológicos o intereses políticos. A pesar de los conocimientos actuales se siguen diciendo cosas como que un embrión no es más que “un amasijo de células”, que el feto no es más que “un coágulo de la madre”, que “hasta que no anida el embrión en el útero no hay embarazo”, que “el aborto es un derecho de la mujer”, y otra serie de mitos y falsedades sobre el inicio de la vida y el valor del embrión humano.
Y, ante la resistencia de quienes defienden la vida, se ha pasado a negar toda posibilidad de que la mujer embarazada sea informada sobre lo que supone el aborto y sobre la realidad de la vida que lleva dentro frente al drama de acabar con ella si ese fuese su deseo…. Negar la información va en contra de un principio básico de la…
Autor: Nicolás Jouve
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