Autor: Javier Lozano
Yevgeniy Zinkovskiy tiene 46 años y desde el pasado mes de septiembre es obispo auxiliar de la diócesis kazaja de Karaganda, en Asia Central. Este joven prelado ha sido elegido por el Papa para una sede episcopal que abarca un territorio mayor que toda España y Portugal. Su rebaño, apenas 20.000 católicos repartidos en esta vasta zona donde la mayoría de estos creyentes son descendientes de los deportados por la Unión Soviética.
Precisamente, este joven obispo proviene de una de estas familias. Sus abuelos eran de origen polaco en una zona que pasó a formar parte de Ucrania y por tanto de la Unión Soviética. Fueron deportados hasta esta zona de Kazajistán, a la postre donde acabaría naciendo monseñor Zinkovskiy.
“Los que crecimos en la antigua Unión Soviética sabemos lo que es el ateísmo y la miseria de la falta de fe. Siempre pensamos que la gente en Occidente creía en Dios. Pero,…