Autor: Diego Lanzas
En una apacible tarde de sábado, la sección madrileña de la Comunidad de Lanceros se dio cita en el entorno de la Catedral de Santa María La Real de la Almudena para asistir a la clausura del Sínodo diocesano.
Los organismos de prensa y propaganda de la diócesis hablaban de 11.000 participantes en el Sínodo madrileño. Todo el mundo esperaba que se colapsaran los accesos a la Catedral, tanto por la Plaza de Oriente como por la calle Mayor. Nada de nada. los que impedía el tránsito eran los turistas que paseaban por un Madrid que no deja de dar sorpresas.
Delante de la Almudena, en la plaza de la Armería, sillas blancas vacías, muchas sillas blancas vacías. Algún Heraldo del Evangelio al que pudimos saludar solemnemente, como se merecen. Los turistas aprovechaban la oportunidad para descansar en las sillas. Miraba perplejos lo que allí pasaba, espectáculo gratis….