“Aquellos que, equivocadamente, creen ser del género opuesto padecen lo que se conoce como ‘disforia de género’. El ejemplo más llamativo es, por supuesto, el transgenerismo. Sin embargo, esto es un síntoma, no un diagnóstico. La disforia de género es, filosóficamente, la falacia de que los hombres y las mujeres pueden intercambiar sus roles de mutuo acuerdo. A comienzos de la década de 2010, esto se expresó principalmente a través del movimiento LGBTQ, pero el término correcto es ‘feminismo’. Ser feminista es despreciar la naturaleza objetiva de la sexualidad y de los roles de género, lo cual ocurre mucho antes de que el maquillaje y las cirugías entren en escena. Odiar la propia naturaleza sexual es ser disfórico. Y, para codificar la disforia como ley, antes hay que derrocar a la institución que mantiene el statu quo; dicho de otra forma, no puede haber…… Continuar leyendo
Autor: Guillermo Villa Trueba
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