Autor: José María Carrera
El pasado domingo, festividad del Corpus en la Iglesia, Barcelona asistió a un evidente signo de esperanza para la ciudad y para todo el pueblo cristiano: en plena ola de calor se contaron por cientos los fieles que abarrotaron las calles, procesiones, adoraciones y misas que se celebraron en esta fiesta grande de la Iglesia.
El portal Germinans Germinabit se hacía eco de una imagen que, aunque puntual, cada vez es más frecuente: «Mucha gente joven, muchos matrimonios con hijos; todas aquellas franjas de edad que no se suelen ver en otras comunidades. Y todos asistiendo con devoción y fervor, arrodillados en su inmensa mayoría al paso de Jesús Eucaristía».
El pistoletazo de salida lo dio la vigilia que celebró el cardenal Omella en la Basílica de la Sagrada Familia, finalizando a las 23:00 horas. Sin embargo, «el acto más emotivo» y multitudinario vino minutos después, al comenzar…