El caso Errejón pone sobre el tapete un tema del que no se habla estos días: lo fácil que es ser revolucionario para los demás y apenas combatiente con uno mismo, aspecto este último en el que sí incide, por ejemplo, el cristianismo.
Alguien preguntó una vez a Madre Teresa de Calcuta qué había que hacer para cambiar el mundo y ella respondió: «Empiece por cambiar usted mismo». Y no recuerdo en qué cita, San Josemaría Escrivá decía algo así como «Si cambiamos tú y yo, habrá dos sinvergüenzas menos en el mundo».
Efectivamente, hay un dicho que afirma: «Un revolucionario quiere cambiar el mundo sin cambiar él mismo; el cristiano quiere cambiar el mundo empezando por cambiar él». Esa es la verdadera revolución: la que empieza por uno mismo.
Es, creo, lo que le falta al idealismo o moralismo de la izquierda: que, al ser utopías sin más anclaje que el humano,…
Autor: Miguel Ángel Irigaray Soto
Comulgar en la boca en época de pandemia
Te queremos compartir este artículo del Padre Ángel María Rojas, S.J. escrito en agosto del 2020, donde nos explica cómo comulgar en la boca, sobre todo, en estos tiempos de…
La cultura es el camino de la Nueva Evangelización
El objetivo del Papa San Juan Pablo II de involucrar a la cultura en la Nueva Evangelización fue la construcción de una civilización del amor como fuente de libertad y…
Consejos para una llevar una vida Cristiana
Llevar una vida Cristiana que agrade a Nuestro Creador y a Nuestra Madre, no es difícil, y menos aburrida, como muchos pueden creer. Sin embargo, necesita dedicación. No basta con…