Criada en la Yugoslavia socialista de Tito, Magdalena –Maggie– Ehrenreich conoció bien lo que es estar lejos de la fe. Tanto por imposición como por voluntad propia. También supo lo que implica una vida transformada por Dios. Y concretamente a través de un sacerdote, James Manjackal, quien la llevaría a ver su vida cambiada por completo antes de su fallecimiento en octubre de 2023.
Nacida en 1942 en el seno de un matrimonio de raíces católicas y alemanas, Maggie recuerda admite haber recibido el bautismo al mismo tiempo que el régimen comunista le prohibía hablar de Dios.
«No sabía nada del. Pasé mi primera infancia en un campo de concentración ruso donde mi abuela murió de hambre. Después me separaron de mi familia y el Estado me educó como comunista y atea«, contó Ehrenreich.
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Autor: ReL
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