Nunca tuve que defender la educación diferenciada hasta que descubrí que, para muchos, era casi una rareza. Yo simplemente la viví. Crecí en un colegio femenino, rodeada de mujeres que enseñaban no solo materias, sino modos de estar en el mundo. Y lo curioso —lo que siempre desconcierta a quien me pregunta— es que no me ha generado ni un solo problema en mis relaciones con los hombres. De hecho, a veces pienso que quienes temen que un colegio femenino te vuelva incapaz de tratar con el sexo masculino quizá estén proyectando algo más suyo que mío. Mi experiencia fue exactamente la contraria: haber sido educada entre mujeres me preparó mejor para relacionarme con todos, también con los hombres, desde la seguridad interior, la identidad bien plantada y una autoestima que no dependía de miradas ajenas.
Autor: Matilde Latorre de Silva
Consejos para una llevar una vida Cristiana
Llevar una vida Cristiana que agrade a Nuestro Creador y a Nuestra Madre, no es difícil, y menos aburrida, como muchos pueden creer. Sin embargo, necesita dedicación. No basta con…
Mitos sobre el yoga, el budismo y otras prácticas espiritistas que te alejan de Dios
El padre Luzón advierte sobre los posibles peligros y consecuencias de involucrarse en estas prácticas desde una perspectiva cristiana. ¡Continúa leyendo y no te pierdas los detalles sobre los mitos…
La cultura es el camino de la Nueva Evangelización
El objetivo del Papa San Juan Pablo II de involucrar a la cultura en la Nueva Evangelización fue la construcción de una civilización del amor como fuente de libertad y…



















