Desde hace unos años se intenta llevar al gran público, a través del cine, el célebre caso Mortara. Steven Spielberg anunció una película que nunca ha llegado a materializar, y en mayo pasado, en el festival de Cannes, se presentó Rapito [Secuestrado], un film del director comunista Marco Bellocchio.
Vuelve así a la actualidad Edgardo Mortara (1851-1940), el niño judío que fue sacerdote católico y murió en olor de santidad, y de cuya vida solo parece interesar un único capítulo: el primero, sobre su infancia; y con una única intención: atacar a la Iglesia.
Recordemos sucintamente los hechos.
Edgardo Mortara nació en 1851 en Bolonia (que entonces pertenecía a los Estados Pontificios) en el seno de una familia judía, donde era el noveno de los doce hijos de Salomone y Marianna. Cuando tenía poco más de un año, se puso gravemente enfermo y los médicos anunciaron…
Autor: ReL
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