Autor: Carlos Flores Juberías
La tesis, mantenida por la izquierda española con un fervor verdaderamente digno de mejor causa, de que el aborto constituye no solo un derecho, sino un derecho fundamental, choca frontalmente con la doble evidencia de que éste no se halla recogido en ninguna de las grandes declaraciones universales ni regionales de derechos, y que se pueden contar con los dedos de una mano las constituciones que lo consagran de manera explícita.
De modo que la inmensa mayoría de los países que han introducido esta práctica lo han hecho bien mediante normas de rango infraconstitucional –como es el caso de España, con la particularidad de que la compatibilidad de nuestra ley del aborto con la Constitución está todavía por demostrar–, bien mediante sentencias de sus más altos tribunales, en las que merced a complicados contorsionismos jurídicos se ha logrado argumentar su licitud a partir del derecho…