Hay un momento en que uno deja de enfadarse y empieza simplemente a mirar al suelo, con la resignación de quien asiste al festival de su hijo sabiendo que su hijo ya tiene 22 años y entradas en el pelo.
Eso mismo ocurre al leer Dilexi te, la primera exhortación de León XIV. No indigna: avergüenza.
Es el bochorno sereno de descubrir que nuestro Papa escribe como un redactor de ONG con sensibilidad “humanista” y alergia al dogma.
Nada grave, dicen algunos. Solo el detalle de que el sucesor de Pedro habla como si trabajara para Save the Children.
Una teología de los cartones
Todo empieza mal con una frase que resume el tono general:
«En un mundo donde los pobres son cada vez más numerosos…»
No, Santidad, no lo son. Los pobres, en sentido material, son menos que nunca; los pobres en sentido espiritual, probablemente más, pero usted no parece referirse a esos.
El texto…
Autor: Carlos Balén
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