La oración a lo largo del día es una costumbre practicada y recomendada desde los primeros siglos del cristianismo. Ya en el siglo IV, el santo y padre del desierto Macario reiteraba la bienaventuranza de «aquel que persevera, sin cesar… en el nombre de Nuestro Señor».
Era al parecer una referencia a la conocida como oración de Jesús, consistente en incorporar la oración al ritmo de la respiración, repitiendo al inspirar «Señor Jesús, hijo de Dios» y al espirar «apiádate de mí, pecador». El devocionario cristiano tiene tantas oraciones como minutos tiene el día, de modo que hay una para cada momento o situación de la jornada y de la propia vida.
Además de una sana costumbre, el director de Religión en Libertad, Álex Rosal, observa que la oración continuada es también una necesidad para todos los hombres, «frágiles, débiles» y rodeados de contratiempos,…
Autor: José María Carrera
Cómo afirmar la veracidad de los evangelios
Hay una técnica muy utilizada por los detectives para encontrar información que les ayude a armar el cuadro completo de una escena, es el Soporte Involuntario entre Testigos. Esta técnica…
Articulo Juan Manuel de Prada ‘Un Poco de Paciencia’
Terminábamos nuestro artículo anterior con una observación muy atinada de Concepción Arenal, que nos alertaba sobre los males más pavorosos, que no son los que «las leyes condenan y la…
La cultura es el camino de la Nueva Evangelización
El objetivo del Papa San Juan Pablo II de involucrar a la cultura en la Nueva Evangelización fue la construcción de una civilización del amor como fuente de libertad y…