Autor: Pablo J. Ginés
Hace cuatro años, Song Thi May era una joven madre de 28 años, golpeada por las dificultades, que contrataba brujos y hacía sacrificios de animales a los dioses de las montañas del norte de Vietnam.
Hoy es una catequista entusiasta, que ha llevado a la fe católica a su familia, a muchos de sus vecinos y ha sido madrina de bautizo de docenas de conversos.
Su historia ejemplifica cómo se transmite la fe en zonas pobres de selva y montaña y de dictaduras comunistas donde no pueden entrar misioneros extranjeros: lo hacen los catequistas nativos, incluso si son conversos novatos.
«Desde que conocí a Dios, estoy bastante decidida a llevar el amor divino a otra gente pobre», explica esta mujer de etnia hmong al digital católico asiático UCANews.
En las montañas más pobres
Song Thi May nació y creció en un pueblecito llmado Ho Sen, en la región de Hua Nhan, en la provincia remota, pobre…