Una querida colega me comentó hace tiempo que su hermana a veces le toma el pelo porque considera que mi amiga tiene un enorme bagaje de conocimientos inútiles: sabe muchísimas cosas… pero no sirven para nada. Y es que el mundo en que vivimos es un mundo eminentemente práctico. Se valora lo que es útil. Y punto.
¿Por qué? Porque los conocimientos útiles sirven para algo: saber cocinar sirve para alimentarnos bien y/o para ganar dinero (cocinando para otros, dando clases de cocina, convirtiéndonos en exitosos YouTubers o TikTokers…).
Pero… ¿no está bien saber hacer cosas para obtener dinero? ¿Quién no quiere realizarse a través de un trabajo bien hecho cuando este, incluso puede ofrecerse a Dios? Pues yo creo que todos: no hay nada malo en ello. Pero… ¡siempre hay un “pero”! En este caso, el “pero” es que a veces parece que los conocimientos útiles…
Autor: Álvaro Fernández Texeira Nunes
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