Decía Cristo: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, este la salvará. Pues ¿Qué aprovecha al hombre, si gana todo el mundo, y se destruye o se pierde a sí mismo?» (Lc 9:23-25). ¿En qué andamos tan atareados actualmente. Básicamente en destruirnos a nosotros mismos y a nuestros hermanos. Lo podemos ver en las noticias, discursos, relatos, películas o en las conversaciones de cada día. ¿Hay paz en nuestro ser, en nuestro corazón? No, ninguna paz. A lo sumo hay desesperación e indiferencia. ¿Qué hacemos y por donde ir? No es sencilla seguir a Cristo cuando nos han vendado los ojos y nos dan vueltas para que perdamos toda orientación.
Dios no nos olvida. Cristo está con nosotros hasta el final de los tiempos….
Autor: La divina proporción
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