Cortesía de la edición española de Magníficat
Por David Amado Fernández
En la Última Cena, Jesús instituyó el ministerio ordenado y la Eucaristía. Aquella noche también realizó un gesto que encontró totalmente desprevenidos a sus apóstoles y que simbolizaba lo que después haría en la cruz: el don de sí mismo. El lavatorio de los pies no es un sacramento pero, de alguna manera, resume la vida de Jesús. Por eso, es importante que intentemos adentrarnos en su significado. La Eucaristía lo contiene, porque en ella está él mismo presente. A su vez, el recuerdo de lo que él hizo nos señala cómo hemos de comportarnos quienes lo recibimos en la comunión: «Os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis». Comunión con Cristo y servicio van de la mano. El realismo de la Eucaristía nos impulsa a repasar todos los…
Autor: redaccioninfovaticana
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