(M. Emmanuel Corradini en Il Timone)-A veces pensamos que seguimos adelante a través de la expresión de las virtudes o de nuestras «florecillas»; en cambio, el camino que lleva al corazón de Dios son nuestras caídas, que pueden abrir una brecha en la que puede obrar la Gracia.
Para hablar de confesión, primero debemos afirmar que existe el pecado. El hombre, creado libre, inicialmente elige el amor, pero con la adhesión de su libertad a la insinuación del enemigo de ser como Dios, a veces se encuentra desnudo, perdido, en conflicto consigo mismo, con Dios y con el prójimo. Con el pecado se crea una herida profunda, que lacera la carne del hombre y que solo Dios, a través de su amor misericordioso, puede sanar. No es casualidad que san Ambrosio, en la conclusión al comentario a la obra de los seis día observa: «Doy gracias al Señor, Dios nuestro, que ha creado una obra…
Autor: redaccioninfovaticana

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