XIX Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo A
Mateo14, 22-33
Los hechos del Evangelio no han sido escritos sólo para ser contados, sino también para ser revividos. A quien les escucha se le invita cada vez a entrar dentro de la página del Evangelio, a convertirse de espectador en actor, a ser parte en causa.
La Iglesia primitiva nos da el ejemplo. La manera en que se cuenta el episodio de la tempestad calmada muestra que la comunidad cristiana lo aplicó a su propia situación. En aquella tarde, cuando había despedido a la multitud, Jesús había subido solo al monte para rezar; ahora, en el momento en el que Mateo escribe su Evangelio, Jesús se ha despedido de sus discípulos y ha ascendido al cielo, donde vive rezando e «intercediendo» por los suyos. En aquella tarde echó mar adentro la barca; ahora ha echado a la Iglesia en el gran mar del mundo. Entonces se había levantado un…
Autor: Raniero Cantalamessa, OFM Cap

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