II Domingo de Pascua o de la Divina Misericordia
«Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro y Tomás con ellos. Se presentó Jesús en medio estando las puertas cerradas, y dijo: ‘La paz con vosotros. Luego dice a Tomás: ‘Acerca tu dedo y mira mis manos; trae tu mano y métela en mi costado, y no seas incrédulo, sino creyente’. Tomás le contestó: ‘Señor mío y Dios mío. Dícele Jesús: ‘Porque me has visto has creído. Dichosos los que no han visto y han creído’”.
Con la insistencia sobre el suceso de Tomás y su incredulidad inicial («Si no veo en sus manos la señal de los clavos y no meto mi dedo en el agujero de los clavos, no creeré»), el Evangelio sale al encuentro del hombre de la era tecnológica que no cree más que en lo que puede verificar. Podemos llamar a Tomás nuestro contemporáneo entre los apóstoles.
San Gregorio…
Autor: Raniero Cantalamessa, OFM Cap
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