XIV Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo A
El pasaje evangélico de este domingo, una de las páginas más intensas y profundas del Evangelio, se compone de tres partes: una oración («Te alabo, Padre…»), una declaración sobre él mismo («Todo me ha sido dado por mi Padre…») y una invitación («Venid a mí todos los que están afligidos y agobiados…»). Me limitaré a comentar el primer elemento, la oración, pues contiene una revelación de una importancia extraordinaria: «Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así lo has querido».
Acaba de comenzar el Año Paulino y el mejor comentario a estas palabras de Jesús lo presenta Pablo en la primera carta a los Corintios: «¡Mirad, hermanos, quiénes habéis sido llamados! No hay…
Autor: Raniero Cantalamessa, OFM Cap
Continuar leyendo en: www.religionenlibertad.com
5 maneras de oír lo que Dios te está diciendo
Dios siempre nos habla en diferentes momentos y de diferentes maneras. Esa es la premisa básica del libro Discernimiento del difunto Henri Nouwen, sacerdote católico romano, autor de 39 libros y…
Milagros Eucarísticos de los últimos años
Probar la existencia de un milagro como tal puede ser una ardua labor que ha asumido la ciencia a fin de darnos respuestas. Uno de los milagros eucarísticos que más evidenciamos…..
Adoración Perpetua: Qué es y por qué cambiará tu vida
La adoración perpetua o eucarística es un método de oración personal profunda que durante siglos muchos santos han recomendado practicar. Sigue leyendo este artículo para que conozcas más detalles que…