(Catholic Herald/Damian Thompson)-Esta semana, el cardenal Joseph Zen Ze-kiun, obispo jubilado de Hong Kong de 90 años, ha sido juzgado por el Tribunal de Magistrados de Kowloon como castigo por apoyar a los manifestantes prodemocráticos durante las protestas masivas que tuvieron lugar en Hong Kong. Fue detenido en mayo y, junto con otros cuatro fideicomisarios de un fondo de ayuda humanitaria, acusado de no registrar debidamente la organización.
Las posibilidades de que sea absuelto son escasas, por decirlo suavemente. Es la forma que tiene Pekín de confirmar que Hong Kong es ahora un estado policial. Ni siquiera un frágil y santo clérigo que camina con la ayuda de un bastón está seguro. Nadie lo está.
Cuando Zen fue detenido, Lord Patten, el último gobernador británico de Hong Kong, señaló que coincidía con el nombramiento del ex policía John Lee como jefe ejecutivo…
Autor: redaccioninfovaticana
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