A los católicos, a menudo la fe católica nos salva de decir tonterías. Cuando no es así, porque no se trata de temas de fe, la prudencia es una virtud muy útil en el mismo sentido. Si somos poco virtuosos, aún podemos acudir al sentido común para no decir muchas tonterías. En última instancia, si nuestra fe está en horas bajas, nuestra virtud es más bien tibia y nuestro sentido común no aventaja al de un pepino de mar poco brillante, el deseo instintivo de no ser el hazmerreír de los hombres y los coros angélicos también puede ayudarnos a no meter innecesariamente la pata.
Veamos un ejemplo. El cardenal Cupich, arzobispo de Chicago es, indiscutiblemente, uno de los peores obispos de los Estados Unidos. A fin de cuentas, es pupilo del tristemente famoso cardenal McCarrick y ha destacado por ser el mayor opositor de la excomunión de los políticos católicos…
Autor: Bruno Moreno
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