Estamos en los primeros días de un nuevo año. En ese tiempo en el cual prevalecen los buenos deseos, los rectos propósitos y esa pueril ilusión que cada nuevo ciclo logra despertar en nosotros. Y, a pesar de que presentimos que este año traerá considerables retos, nos atrevemos a formular una serie de proyectos con la esperanza de alcanzar aquello que todos deseamos, la felicidad.
Desafortunadamente, nuestra narcisista sociedad confunde la felicidad con el desarrollo personal, el éxito y el reconocimiento social, conceptos que, en el mejor de los casos, solo ofrecen una alegría pasajera y superficial. Sin embargo, hemos llegado a creer, de tanto escucharlo, que somos los dueños absolutos de nuestro destino, capaces de lograr todo lo que nos propongamos seriamente. No obstante, sabemos que el hombre, aun el mejor dotado, es limitado y vulnerable a innumerables factores que…
Autor: Angélica Barragán
Ex ateos que comprobaron que Dios, tiene un plan perfecto para cada uno de nosotros
Muchas veces Dios espera y actúa sobre nosotros a través de terceras personas o sucesos que pueden parecer muy sencillos y no llaman nuestra atención. Y en realidad, su plan…
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Las emociones que acompañan a las crisis son a menudo descritas como una sensación similar a olas gigantes rompiendo tú alrededor. Por eso, en sus Ejercicios Espirituales, San Ignacio de Loyola proporcionaba el…
Los 12 pasos que nos llevan a la esclavitud del orgullo, según San Bernardo
El orgullo es un pecado que puede manifestarse de diversas formas y llevarnos por un camino de autodestrucción espiritual. Continúa leyendo este artñiculo para conocer cuales son los pasos que…