(ZENIT Noticias – Humanitas / Santiago, 22.03.2023).- Conocer y enfrentar los abusos sexuales ocurridos por décadas dentro de la Iglesia, especialmente contra menores y personas vulnerables, es quizás una de las realidades más duras y dolorosas a las que nos hemos enfrentado como institución en este siglo.
Gracias a la valentía de muchas víctimas hemos podido constatar, horrorizados, el daño causado y el hecho de que no lo supimos ver y que muchas veces fuimos nosotros mismos agentes de silenciamiento, pues, cuando vimos, no supimos actuar a tiempo ni adecuadamente. Nos pareció inverosímil la existencia de abuso en los espacios de la Iglesia, porque la mayoría de quienes pertenecemos a la institución hemos tenido en ella la experiencia del bien y de la apertura desinteresada al amor fraterno. No estuvimos atentos y estos hechos se hicieron invisibles, dejando a muchas…
Autor: dlopez

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