Puerto Príncipe – “La situación es muy difícil, los bandidos siguen llegando. Ayer vinieron en masa y fue realmente duro porque no eran pacíficos. Mientras que otras veces vienen a hablar esta vez han venido a amenazar. Así que por la tarde tengo que entregarles el equivalente a 30 mil dólares en arroz, aceite y frijoles. Intenté negociar pero siguen amenazando con acabar con nuestra casa”. Este testimonio nos llega de la hermana Marcella Catozza, franciscana en Puerto Príncipe, que ha hecho un sentido llamamiento a los misioneros Camilos presentes en la isla, pidiendo refugio en el Foyer Bethléem, para alojar a los niños y niñas de 3 a 10 años que las hermanas cuidan en su casa. «Aquí han cambiado todos los equilibrios -continúa la misionera-. Ya no tengo que vérmelas sólo con ‘mis’ bandidos, a los que conozco desde hace 20 años, sino también con todos…
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