Gema Jara afirma sin duda alguna que la suya es «una vida salvada por Dios«. Como contó recientemente a Cambio de Agujas, la fe que vivió su familia siempre fue «muy pobre» y aunque siempre pensó que «eran muy católicos», pronto echó en falta una formación y vivencia de fe más sólida desde la infancia.
Recuerda con alegría los momentos en el coro, los ratos que pasaba con una religiosa y otras reuniones relativas a la parroquia que la «llenaban de alegría«.
Pero todo eso se truncó pronto. Tenía solo 12 años cuando su vida cambió por completo y precozmente pasó «de tener una muñeca en brazos a tener novio», así como sufrir un doloroso fracaso escolar que la llevó a trabajar desde los 14.
«Era muy inocente y a los 12 años ya conocí lo que era relacionarse con chicos. Me causó mucho sufrimiento, mis novios eran mundanos, estaban fuera de la Iglesia y querían…
Autor: José María Carrera
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