“Tras treinta años de servicio, de repente lo dejo. Dejo mi actividad como párroco, dejo mi servicio activo en la diócesis de Münster. He pedido la dimisión y he abandonado el campo que ha configurado durante décadas mis días, mi vida, mi persona”. El padre Thomas Frings fue párroco de la ciudad de Münster, Alemania, explica el periodista Gelsomino del Guercio, en Aleteia. Y ahora ha decidido dejar la parroquia y tomar un tiempo de reflexión en un monasterio, desanimado por lo que él considera el “esfuerzo inútil” de una “pastoral esclerótica e inadecuada”. 
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