«Me lo estás arruinando todo, ¡tú eres mi ruina!», así es como se dirigía a menudo el demonio a sor Angela Musolesi, discípula del famoso exorcista Gabriel Amorth.
Precisamente, en su obra Tu eres mi ruina, la monja franciscana enumera cinco ejemplos de cómo el diablo puede utilizar el propio cuerpo o determinados objetos cotidianos.
1. El diablo lee los pensamientos, San Miguel se lo impide
«Un matrimonio casi destruido por la acción del maligno permite a la esposa tener una fuerte telepatía que consiente al diablo leer la mente del marido. Quería volver a comprar un rosario, después de que su esposa le hubiera arrancado el anterior del cuello a su hijo. Mientras rezo por teléfono sobre el marido para liberar el matrimonio, el diablo, a través de su esposa, intenta interceptar la oración en mi mente, para entender cómo cancelarla».
«Siento lo que hace y le pido a…
Autor: ReL
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