A diez días de que concluya la campaña de oración de 40 Días por la Vida en ciudades de toda España por el fin del aborto, la coordinadora nacional de la iniciativa, Nayeli Rodríguez, cuenta a Religión en Libertad los abundantes frutos que ha traído el primer mes de oración y llama a los voluntarios a «perseverar hasta el final».
Bebés salvados
En todo el mundo, 40 Días por la Vida se dedica exclusivamente a rezar ante los abortorios, pero a veces hay personas que se acercan a los voluntarios y les dicen que por su presencia han renunciado a abortar o han decidido buscar ayudas y otra opinión.
Hasta el momento, según le consta a Nayeli Rodríguez, en esta campaña de Cuaresma en España, han sido tres los bebés salvados del aborto, después de acercarse a los fieles que rezaban ante las clínicas.
«Sigue adelante con el embarazo. Mañana le vamos a hacer una ecografía, tenía cita para abortar el lunes [28 de marzo]. Os da las gracias por rezar por ella», comunicaron fuentes privadas a 40 Días por la Vida sobre uno de los rescates.
Más voluntarios que nunca… y un obispo
De igual modo, Nayeli destaca que en bastantes ciudades españolas la afluencia de voluntarios se ha incrementado. Por el momento, son más de 2.400 personas las que se han inscrito a los turnos de oración ante las clínicas abortistas españolas, si bien la coordinadora afirma que una gran parte de los que finalmente acuden no se inscriben en los turnos desde su página web. Por ello, es difícil precisar un cifra exacta pero es patente que se supera con creces los datos oficiales.
Otra de las grandes noticias de esta campaña ha sido la participación del actual obispo de Orihuela-Alicante, José Ignacio Munilla en un turno de oración de esta última ciudad ante una clínica abortista. Aunque no formaba parte de la convocatoria de 40 Días por la Vida, en España no es frecuente que un obispo haga este gesto y la organización agradeció sus oraciones.
La asociación también anima a que más clérigos y religiosos participen. «¡Necesitamos sacerdotes valientes y obispos ejemplares que den testimonio en la defensa de la vida!», añadieron desde sus redes sociales.
El obispo de Orihuela-Alicante, José Ignacio Munilla, rezó junto a un grupo de jóvenes ante una clínica abortista este mes de marzo.
Tranquilidad y normalidad: ni multas ni alborotos
Nayeli Rodríguez destaca que esta campaña se desarrolla con total tranquilidad y normalidad, algo que califica como «sorprendente».
El Parlamento español está tramitando a propuesta del Partido Socialista una iniciativa para castigar con prisión, multas y trabajos comunitarios «a quien acose a una mujer que acuda a una clínica» a abortar.
La iniciativa estaba especialmente dirigida a grupos como 40 Días por la Vida que se dedican exclusivamente a la oración, como sentenció la diputada socialista Laura Berja el mismo día de la tramitación de la iniciativa. «El rezo no es libertad de expresión si el fin que se persigue es señalar y coaccionar«, afirmó la diputada.
Pero pasados 30 días de campaña, queda claro que orar ante centros abortistas no es «acoso» de ninguna manera: miles de voluntarios han pasado y no ha habido ninguna denuncia ni incidente.
La «milagrosa» intervención de San José
Nayeli cuenta una «impactante historia» especialmente reveladora del poder de la oración y el compromiso por la vida sucedido en Valladolid, donde la campaña de 40 Días por la Vida comenzó a celebrarse por intercesión de San José.
Durante la pandemia, el padre del actual líder de la campaña vallisoletana enfermó de Coronavirus. Tenía además graves problemas del corazón, y los médicos estaban convencidos de que «de esa no salía».
Su hijo comenzó a rezar a San José y a pedir a todos sus conocidos y familiares que encomendasen a su padre y la intención de que viviese, al menos, un año más.
«Salió del hospital el 19 de marzo, los médicos no se lo explicaban, tenía solamente un 25% del corazón vivo y dijeron que fue algo `milagroso´ y que su padre tenía que tener una misión muy importante por cumplir todavía», relata Rodríguez.
«Cuando su padre salió del hospital, el joven estaba tan agradecido a San José por haber escuchado sus plegarias que sabía que estaba en deuda con el santo. Resulta que el abortorio de Valladolid estaba en la calle de San José, y se le ocurrió organizar la campaña de 40 Días por la Vida en agradecimiento. Fue por su deuda con San José que hoy existe la campaña», relata.
El 20 de marzo de este año, al día siguiente de San José, el padre del joven falleció, «dejando clara evidencia de que Dios escuchó sus plegarias y dio [a su padre] un año más de vida. Ahora recuerda que la misión que le dijo el médico que tenía que cumplir su padre antes de fallecer era motivarle para que llevase 40 Días por la Vida a Valladolid«.
Aunque en esta campaña de 40 Días por la Vida los voluntarios son más numerosos que nunca, Nayeli Rodríguez insta a no relajarse y les anima a continuar durante los últimos 10 días de oración.
Anima a los voluntarios a «aguantar hasta el final»
Nayeli Rodríguez señala que aunque en las grandes ciudades hay muchos voluntarios, en otras ciudades que son más novatas en la iniciativa, como Granada o Murcia «les está costando más».
Otro fenómeno que se da a veces es que al acercarse los últimos días de campaña hay algunos participantes que pierden interés o constancia. La campaña concluye este 10 de abril.
Rodríguez recuerda que «en esto no se trata de novedad, sino de compromiso y fidelidad con el Señor, especialmente en Cuaresma». Anima a todos los voluntarios a apuntarse en los turnos de sus ciudades y «aguantar hasta el final».
Este fin de semana Nayeli Rodríguez acudirá a las campañas de Vitoria y San Sebastián, donde también ofrecerá unas palabras testimoniales de su apostolado en la catedral del Buen Pastor, el sábado 2 de abril a las 12:00 horas.
El 9 de abril, el arzobispo de Madrid, Mons. Carlos Osoro, celebrará la Misa de clausura de la campaña de 40 Días por la Vida en la Catedral de La Almudena a las 12:00 horas.
Este fin de semana, la coordinadora de 40 Días por la Vida España visitará las campañas vascas de Vitoria y San Sebastián.